El refugio del artesano escondido en los campos de oro. Desde arriba, los bosques de sauces se estiran como seda esmeralda a través de la tierra, sus exuberantes tonos se balancean con la brisa. Debajo del cielo abierto, manos hábiles—desgastado pero preciso—doblar y tejer, transformando hilos flexibles en cestas atemporales.